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Días de vino y rosas (1962) por El Despotricador Cinéfilo

A la hora de tener que elegir un film de Blake Edwards que criticar, me decanto por uno que me irrita considerablemente, y encima me cabrea que es en cierto círculos cinéfilos es un film con cierto prestigio, Días de vino y rosas (1962), ¿y por qué me desquicia este film contra el alcoholismo?, pues porque todos los habituales y manidos excesos de su director salen a la luz más claramente que nunca: interpretaciones exageradamente ridículas de lo apasionadas que son, recarga dramática excesiva, malísima dirección de actores, un guión tan mal estructurado y desarrollado (como dirigido, claro), e incluso la música de Mancini es tan inadecuadamente acaramelada que desentona con el [supuesto] mensaje de la película.

¿Tan díficil era verse Días sin huella (1945, Wilder) para aprender como hacer un buen film contra el alcoholismo?, Wilder casi 20 años antes ya demostró de una manera sobria, directa y con contención todo lo que se podía decir sobre esa enfermedad que es el alcoholismo, pero Edwards coge el camino facilón de la exageración y el melodramatismo más vulgar y pamfletero. Esto ha ocasionado que la película haya envejecido más que ninguna otra de su filmografía, y encima, para más inri consigue algo inaudito que yo no he vuelto a ver: una mala interpretación de Jack Lemmon.

1 comentario:

  1. ¡Me quedo asombrada con este blog cinefilo! eres toda una biblia de buenos clásicos, tu opinión está fundamentada, me invita a ver esta película, lo voy a descargar3 a tener un punto de vista y luego te comento.

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