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Despedidas (2008) por Aurea García Fernández



Lloremos a placer.

Lo sentimental vuelve a estar de moda al parecer: hacía tiempo que no oía hipar de esta manera en una sala de cine, eso sí, poblada de señoras de peluquería semanal pero al fin y al cabo con película en versión original.

Este es el argumento: un voluntarioso joven violonchelista ve como la orquesta que lo acaba de contratar se disuelve por lo que decide vender su violonchelo y volver a su lugar de origen al norte del país en compañía de su dócil y enamorada esposa que ante los hechos consumados sonríe dulcemente como manda la tradición y allá que va. Al llegar ve un anuncio en el periódico y acude dispuesto a aceptar lo que sea pero !caramba! no esperaba que el puesto fuera el de "amortajador" de cadáveres en las ceremonias funerarias y ahí empieza todo...

No entiendo yo mucho ese despliegue ceremonial ante los rituales de "despedida" de personas a las que probablemente has machacado en vida pero claro si se viene haciendo así desde que el mundo es mundo (y hasta los elefantes a su modo lo hacen también) será por algo, no sé, tal vez un modo de acallar la mala conciencia en algunos casos y en otros una manera de sobrellevar el duelo en esos primeros momentos de dolor insoportable porque las sociedades actuales "progresadas" como las llama el maestro Zamora-no García Calvo y el Japón lo es creer lo que se dice creer en el "más allá" más bien poco y parece que estas ceremonias estarían basadas en esas creencias arcaicas trascendentes aunque, enfín, no sé, me queda la duda de los elefantes.

El caso es que la película está premiadísima con su Oscar y todo este mismo año y bueno pensándolo bien tiene sentido porque efectivamente en ella se ensalzan los valores más tradicionales reconocidos en todas partes es decir el culto a los muertos (los vivos que se fastidien), el castigo a los que se salen de lo marcado al estilo de Eric Rohmer por ejemplo aquí la madre soltera o el padre adúltero, la obligada sumisión de la mujer, etc., etc., todo ello eso sí contado de manera que el corazón se nos reblandezca y la lágrima salga fluida aunque no falten los oportunos toques de humor para que el asunto de los cadáveres se nos haga llevadero y hasta bonito pues ya se sabe que todo lo ceremonial tiene su puntito estético ahí tenemos nuestros ritos católicos desde las misas hasta las procesiones.

El actor Masahiro Motoki el "prota" absoluto es al parecer el responsable del proyecto que efectivamente le da grandes oportunidades de lucimiento actoral. Ryoko Hirosue da frescura y naturalidad a la joven y aparentemente moderna esposa y el veterano Tsutomu Yamazaki nos muestra su talento y su poderoso físico en un papel a mi entender muy por debajo de sus posibilidades. Muy buenos todos los secundarios.

Añado una última y pequeñita reflexión: la música que se oye en la película es prácticamente occidental (Beethoven, Brahms,etc.) también la ropa y muchas costumbres, entonces ¿por qué los europeos nos empeñamos en menospreciar nuestra cultura cuando el mundo entero lo que quiere es parecerse a nosotros?.

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