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Vicky Cristina Barcelona (2008) por Anónima



La última película de Woody Allen es una tragicomedia de tintes almodovarianos llena de contrastes y claroscuros que, bajo una cierta apariencia de ligereza, intenta captar la esencia del alma española.

Nada más apropiado para tal fin que el Esperpento, pues, como nos dice Valle-Inclán a través de Max Estrella, "el sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada". Esperpéntica es la realidad distorsionada que nos muestra el film en la cual desfilan una serie de personajes estereotipados, grotescos y hasta absurdos.

Las dudas y las angustias existenciales tan del gusto de Woody Allen aparecen más claramente reflejadas en dos personajes tan opuestos, sobre todo en su forma de ver la vida y el amor, como son Vicky y Cristina. La morena, una sensata estudiante prometida a un acaudalado hombre de negocios y, la rubia, una aventurera en constante búsqueda de nuevas experiencias que no acaban de satisfacerla.

En un ámbito distinto, bohemio con toques decadentistas, aparentemente alejado de la sociedad burguesa, aunque exquisito, intelectual y refinado se mueven Juan Antonio, el fascinante pintor abstracto y Maria Elena, su ex-mujer, pintora exaltada, visceral y apasionada con la que mantiene una relación de amor-odio.

Penélope Cruz es, sin lugar a dudas, lo mejor de la película, su interpretación es excelente, sobre ella recae todo el peso fílmico. Ella salva al espectador del tedio. En el histrionismo de su personaje reside, además, toda la hilaridad del film, ese humor no exento de cinismo que arranca carcajadas.

Tampoco podemos olvidar la ciudad, Barcelona con su arquitectura barroca, como un personaje más en este enredo amoroso, no es sólo el espacio en el que transcurre y por el que discurre la película como una visita turística, que tanto ha molestado a los habitantes de la ciudad por no sentirse reflejados, pero que es precisamente la imagen que, de acuerdo con el punto de vista adoptado, quiere darnos el director.

Al ritmo de música tan extraordinaria como "Entre dos aguas" de Paco de Lucia, un "leit motiv" a lo largo del film, pero cuya adecuación a la película no deja de ser cuestionable, avanza este viaje turístico por Barcelona y Oviedo, al tiempo que nos acompaña una voz en off que aporta cierto distanciamiento, pero resulta innecesaria, a pesar de las múltiples elipsis que dan agilidad al film.

Conviene destacar también el valor que tiene el lenguaje en la película, de ahí que sea imprescindible verla en versión original, pues el doblaje desvirtúa completamente la esencia de Vicky Cristina Barcelona, una historia de verano contada desde el punto de vista que puede tener cualquier turista norteamericano. Emblemáticas y especialmente ilustrativas tanto de la importancia del lenguaje como de esa especial manera de mirar la realidad, que es el Esperpento, son la escena en la cual aparece una bellísima y muy sensual Penélope Cruz pintando y la posterior, en la que discute con Bardem en español mientras una atónita Johanson los observa desde arriba, una "manera muy española, manera de demiurgo", de mirar el mundo artísticamente. Adquiere aquí el lenguaje algo de enigmático.

Yerran, por tanto, quienes la califican de comedia ligera, así como quienes ven en ella un producto demasiado alejado del estilo del director neoyorquino, pues, en el fondo, el propósito sigue siendo el mismo que el de otras de sus películas: hacer una crítica de la sociedad burguesa y acomodada.

Ese romanticismo exaltado, plasmado principalmente a través de la conflictiva relación entre la pareja de pintores, donde se funden Eros y Thánatos, no deja de ser sino una caricatura. Hay una clara intención satírica, una burla, en esa representación de unos personajes hiperbólicos donde se dan todos los tópicos de lo español. Porque el director de Manhattan plantea la misma reflexión que el Esperpento: ¿se trata de una imagen deformada de la realidad o de la imagen fiel de una realidad deforme?

Y al final, como un idilio estival que apenas detuvo sus vidas durante unas vacaciones, todo se diluye y los personajes, al igual que los espectadores, vuelven a su rutina.

6 comentarios:

  1. Francisco Rodríguez Criado3 de marzo de 2011, 9:31

    No tengo yo muy claro que la voz en off aporte cierto distanciamiento. En teoría pretende hacer más bien lo contrario: acercarnos los personajes. Ahora bien, ¿sobra esa voz en off? Pues a lo mejor. Al principio se hace cansina. Luego uno se acostumbra a ella. Si el conflicto estaba en lo del esperpento, tengo que decir que todo en esta vida depende del prisma con que uno la observe. Precisamente el esperpento era una deformación visual de la realidad tras pasar por un espejo. (En principio fue un espejo físico, tal como lo conocemos). Quiero decir con esto que todo depende de lo que es normal o anormal en esta vida para cada uno. No creo que la película sea especialmente esperpéntica. A ratos me parece un screwball pasado por el filtro de Woody Allen.

    Además, yo entiendo el esperpento como algo trágico y decadente. TRÁGICO Y DECADENTE de verdad. En la película, sin embargo, parece como si no hubiera nada en serio en juego. Yo diría que los momentos dramáticos -si se pueden llamar así- son más que nada una forma sibilina de "divertir" al espectador, no de transmitirle hechos desgarradores. No hay un trasfondo serio, como si lo había en Delitos y faltas.

    En cualquier caso, yo no creo que sea una película sobre Barcelona y sobre el alma del español. Creo más bien que es una tragicomedia que enfrenta dos realidades: la del conservador y la del artista. Dentro del mundo de los artistas, no me parece inusuales las vivencias de Bardem y Penélope Cruz. Barcelona es una simple excusa. De hecho, dos de las protagonistas (las que dan título al filme) son extranjeras, y tienen tanto peso en la película como los dos personajes españoles. Los artistas nunca pueden ser el alma de una ciudad. Pueden ser sus voceros, sus cronistas, pero el alma -nos guste o no- está en el ciudadanito de a pie. (Leer Chéjov, Tolstoi, Carver, Dostoievski, Baroja... Por eso mismo Henry Miller -tan histriónico- no nos vale para conocer el alma de un pueblo, pero sí el de sus artistas).

    Más cosas: no me gusta Penélope Cruz en esta película. Yo no diría que es lo mejor: en mi opinión es lo peor. Ese histrionismo me resulta poco veraz. Sin embargo, los otros tres personajes están dentro de lo verosímil, pese a lo absurdo de las peripecias por donde pasan. Incluido Bardem, que es el que mejor está en la película.

    En definitiva: una película algo atípica en Woody Allen que tiene su punto.

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  2. Aurea García Fernández3 de marzo de 2011, 9:34

    Estoy de acuerdo con lo que dice de "Vicky” sólo en parte: no creo que Woody sepa nada del Esperpento valleinclanesco, ni que se puedan encontrar claves en la peli en esta linea. Él probablemente está agradecido por lo del Premio y se le ocurre dar las gracias a España del único modo que él puede hacerlo: haciendo una peliculita menor en la que se ve a la legua que no "ha pillado" lo que se dice nada como le pasó al grandísimo Orson Welles y a tantos otros (Hemingway, etc.).

    Para él España es flamenco en Oviedo, buen vino y buena comida en Barcelona y pasión desenfrenada. Eso sí, Nuestra Pe hace el papel de su vida: cuando sales del cine es lo único que recuerdas. Porque el pobre Juan Antonio (vaya topicazo de nombrecito) que el pobre Bardem defiende como puede es puro cartón piedra. Pero bueno a mí me gustó sin más pues es como ver bonitas postales turísticas y nuestro querido Woody a su modo y manera nos dio las gracias.

    Qué maravillosa sabiduría manchega la de Pedrito cuando Jane Fonda vino a buscarle a Madrid para que rodara en Hollywood la de "Mujeres..." y Pedro le quedó muy agradecido pero dijo que no que él no conocía bien ni el idioma ni la idiosincrasia americana como para poder hacerlo bien.

    Pero, claro, eso es lo que tiene La Mancha, mucho sentido común, que en New Cork, pues no sé, todo es muy diferente.

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  3. Inmaculada de la Nogal3 de marzo de 2011, 9:36

    Se me podrá criticar que me meto a hablar de lo que apenas sé, pero a propósito de esto citaré esos famosos versos de León Felipe: "No sabiendo los oficios los haremos con respeto./ Para enterrar a los muertos/como debemos/cualquiera sirve, cualquiera... menos un sepulturero".

    Sobre la película, sigo pensando que tiene rasgos esperpénticos y que los personajes también tienen rasgos esperpénticos. Estoy de acuerdo en que probablemente Woody Allen no sabe nada del Esperpento ni de Valle-Inclán, pero yo sí he leído sobre Valle, he leído su obra y, dentro de ella, por supuesto he leído Martes de Carnaval y Luces de Bohemia.

    Quizá esos rasgos le vienen a través a Almodóvar, en cuyas películas creo que también hay mucho de esperpéntico. De todos modos, también se habla de rasgos esperpénticos en Quevedo y en Goya (y son considerados precursores) aunque nunca leyeron a Valle-Inclán. En cualquier caso, también podemos ver rasgos románticos en autores o cineastas que no han leído a Hölderlin o a Novalis o a Byron o a Keats.... Y podemos ver rasgos simbolistas en autores que no han leído a Poe o a Baudelaireo a Mallarmé, por ejemplo. Y también veo rasgos decadentistas en el personaje de Bardem, aunque puede que Woody Allen tampoco haya leído a Verlaine o "A rebours" de Huysmans. Y hasta rasgos surrealistas podríamos encontrar, aunque tal vez no haya leído a André
    Breton o a Apollinaire. Y hay cierto cinismo aunque puede que no sepa nada de los escritos de Diógenes Laercio.

    Más claros están, quizá, los rasgos expresionistas y supongo que aquí sí conocerá el cine de este tipo (El gabinete del doctor Caligari, Nosferatu, Metrópolis... Y por supuesto a Orson Welles, aunque podría ser que no conociera La torre de los siete
    jorobados de Neville). No sé si consigo expresar lo que pienso...

    Respecto a que es una película de agradecimiento, estoy completamente de acuerdo. Está concebida para dar las gracias especialmente a Barcelona y a Oviedo (ciudad que, por cierto, viene traída un poco por los pelos en el guión, pues el que Juan Antonio sea de allí y que se les ocurra ir de visita se ve claramente que es un pretexto para seguir el

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  4. No quería entrar a trapo en esta polémica, pero dado que todo el mundo opina entonces aportaré lo que pienso. Solo digo que si Penélope Cruz ha ganado todos los premios habidos y por haber (de todos los festivales, academias, etcétera) será por algo. No entiendo porque su interpretación genera tanta aversión entre la gente, lo que está claro es que, guste o no guste, es según los expertos una actuación digna de todos los premios.

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  5. Aurea García Fernández3 de marzo de 2011, 9:40

    Para gustos hay colores, pero Pé está espléndida en su corto papel y el mundo entero se ha rendido a sus pies, porque evidentemente salva la peli del tedio.

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  6. Caray, me estoy pensando muy seriamente cambiarle el nombre a la web por el de El despotricador de Vicky Cristina Barcelona :)

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