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Jules y Jim (1961) por Father Caprio


Después de haberme acercado al cine de Truffaut desde películas como Los cuatrocientos golpes ó La noche americana, reconozco que Jules et Jim me ha defraudado. No me ha desencantado Truffaut como director sino esa historia donde se mezclan elementos como el amor, la amistad y las libertades e independencias personales que, si bien pueden ser claramente compatibles en la realidad, en la obra de Henri Pierre Roché tienen connotaciones y rasgos tan exagerados que acaban impidiendo cualquier tipo de convivencia, salvo que los protagonistas hayan obtenido buena nota en sufrimiento y masoquismo.

La técnica cinematográfica de Truffaut donde cada plano está estudiado previamente y dibujado al milímetro para, en una gran labor de montaje, conseguir el efecto deseado, es francamente buena, muy buena. Incluso encuentro aceptable ese acercamiento al cine de cámara en bandolera y bicicleta, típico de la "nouvelle vague" francesa y uno de cuyos máximos exponentes es el propio Truffaut juntamente con Eric Rohmer. Todo eso me vale, pero la historia no.

No es una historia de amistad como tampoco de amor. En realidad creo que el único lugar donde se puede ubicar, y eso echándole mucha imaginación, es dentro de las historias de afirmaciones personales, de egos y egolatrías, de miedos, de rupturas con lo establecido. Un cierto cine “psicológico” al compás de una juventud europea de mitad del siglo pasado, claramente imbuida de planteamientos libertarios y de revolución cultural ó contracultural, de Mayos del 68 aun por venir. Y dentro de este contexto de “imaginaciones al poder” previo, que duda cabe, a las revueltas estudiantiles. Porque aquí Truffaut sabe que está haciendo una propuesta cinematográfica de ruptura con lo establecido, de incursiones en planteamientos personales de vida tan singulares que rozan la anormalidad.

El tema de la novela, con su menaje a trois incluido, es arriesgado. Y con ese planteamiento, donde lo sexual siendo arriesgado no pasa de pura anécdota, Truffaut formula una propuesta cinematográfica al espectador. Quizás el espectador de los 60, especialmente el francés, tuviese el terreno abonado y especialmente fértil para este tipo de propuestas pero el espectador de hoy (parece mentira pero casi ha pasado medio siglo desde entonces) tiene el terreno seco y estéril para este tipo de cosas, visto lo visto y vivido lo vivido...

En cuanto a los actores me quedo con Oskar Werner al que descubrí en El barco de los locos. El resto, inclusive Jeanne Moreau, digamos que están simplemente bien. En cualquier caso, en la medida que la historia no interesa, valorar adecuadamente la interpretación es sumamente complicado.

1 comentario:

  1. Aurea García Fernández2 de marzo de 2011, 14:11

    Me ha sorprendido la crítica que hace Father Carpio a la plícula de Truffaut "Jules et Jim" que fue para muchos/as LA PELICULA, el buque-insignia de varias generaciones de cinéfilos. Desde el secarral hispano nos pareció una bocanada de aire fresco,un canto a la libertad, la sinceridad y el respeto en las relaciones amorosas y de amistad.

    Pienso que los tres actores están inmensos y concretamente la Jeanne Moreau nos da aquí su primera lección de actriz de culto para cientos de espectadores y directores tanto de cine como de teatro. Nuestro Buñuel también se fijó en ella para su "Diario de una camarera". No he
    leido la novela pero la historia que cuenta a mí me interesó tanto codebió de interesar a Truffaut cuando la eligió para su tercera película.

    En esos primeros años del siglo XX empieza a moverse todo y así vemos las habitaciones de los "protas" decoradas con pinturas y carteles de Picasso,etc. Por no hablar de la escena final que luego vamos a ver en otro contexto en "Thelma y Louise". Pero enfín, sobre gustos no hay colores.

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