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El misterio de las doce sillas (1970) por El Despotricador Cinéfilo


Cada vez que veo una película de Mel Brooks me asalta siempre la misma duda ¿tan difícil era pulir el guión de dicha película?, y por supuesto El misterio de las doce sillas no es una excepción a esa premisa de toda su cine, pues una vez más nos encontramos con la lacra de su cine, es decir, partiendo de una brillante idea argumental que podría haber dado un film ingenioso, divertido y con momentos de brillantez nos encontramos con la típica comedieta a lo Mel Brooks en busca de la comicidad más chabacana, vulgar y facilona.

Y es que esta película combina como pocas eso de mezclar el humor inteligente (pues Brooks tiene talento, de eso no hay duda, pero caray, lo que le cuesta sacarlo) con momentos de una vulgaridad vergonzosa (por ejemplo prácticamente todo lo concerniente al personaje de Dom Deluise) o esas carreras paródicas al más puro estilo del show de Benny Hill.

Y es que uno se plantea que poco hubiese necesitado esta película para ser un film más que aceptable y hasta original como pocos, solo con pulir un poco más el guión, eliminar partes grotescas, añadir más humor irónico (y por tanto inteligente) y sobre todo no intentar forzosamente buscar la hilaridad más directa y facilona, pero claro, está claro que el lado oscuro del señor Brooks le tienta exprimir hasta la extenuación el humor más barriobajero y la sal gorda en vez de dedicar solo un poco de su talento en pulir, afinar, depurar, retocar y perfilar la línea argumental inicial, pero claro, con eso solo hubiera contentado a los críticos y a los cinéfilos, y no a la recaudación brutal que esperaba (y que paradójicamente con este film no consiguió).

De todos modos no hay que desesperarse mucho, pues entre tanto desaguisado reconozco que la película se puede ver, sobre todo gracias a la magnífica interpretación de Ron Moody e incluso del hasta mediocre Frank Langella, bien acompañado todo por la buena banda sonora de John Morris (que pena que la asociación casi exclusiva de Morris con el mediocre Brooks haya enviado al olvido más absoluto a este excelente compositor).

Y por cierto ¿Cuánto le debe Woody Allen y La última noche de Boris Grushenco a este film?, y es que a veces es increíble como films muy flojos pueden llegar a inspirar a otros mejores. 


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1 comentario:

  1. Roger Ebert of the Chicago Sun-Times gave the film four stars out of four and wrote that while "you do laugh a lot ... It's not going for the laughs alone. It has something to say about honor among thieves, and by the end of the film we can sense a bond between the two main characters that is even, amazingly, human."


    Gene Siskel of the Chicago Tribune also gave the film four stars out of four, finding that it was not only funny but remakable for "the quality of [Brooks's] direction, not even considering that 'The Twelve Chairs' is only his second film. Brooks is in complete control of the many film techniques—visual and dramatic—he employs: slow motion, speed-ups and sight gags clearly borrowed from the silent era.


    Langella won the National Board of Review award for Best Supporting Actor.

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