Cuando elijo (no sin cierta pereza) una película de cine mudo de las
reputadas clásicas, voy ya con ciertos prejuicios (lo reconozco) contra
la gestualidad histriónica característica de esa época que me resulta
tan chocante y ridícula.
Doy por hecho que voy a ver unos excesos interpretativos propio de un momento en la que actores y actrices carecían de la posibilidad de expresarse por otros medio.
Descontando esto, las películas de esa época las intento valorar objetivamente, sin añadirle coartadas, ni disculparla con argumentos extra cinematográficos.
Con este planteamiento considero que La huelga en 2.014 no se puede ver; ni siquiera tiene interés como mero documento histórico.
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Doy por hecho que voy a ver unos excesos interpretativos propio de un momento en la que actores y actrices carecían de la posibilidad de expresarse por otros medio.
Descontando esto, las películas de esa época las intento valorar objetivamente, sin añadirle coartadas, ni disculparla con argumentos extra cinematográficos.
Con este planteamiento considero que La huelga en 2.014 no se puede ver; ni siquiera tiene interés como mero documento histórico.
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