De nuevo Woody Allen nos envía una postal desde su periplo europeo y los
forofos del director neoyorkino encantaditos de recibirla. Esta vez nos
la envía desde la "ciudad eterna", Roma, con todos sus tópicos a
cuestas: "paparazzi", cine, pasta, vespas, óperas, tenores y todo lo
demás y lo hace sirviéndose de cuatro historias simultáneas o casi pero
que no llegan a confluir tal y como sucede en el "Decamerón" inspiración
originaria de la película.
En la primera historia un conocido arquitecto extranjero está en Roma de vacaciones con su mujer y unos amigos cuando paseando en solitario por el barrio del Trastévere es reconocido por un joven arquitecto italiano admirador suyo. Este joven que vive con su novia se va a enamorar perdidamente de una amiga de esta que visita Roma por unos días. El maduro arquitecto le previene reiteradamente porque él ya ha vivido esa historia y sabe muy bien como acaba.
La segunda historia está interpretada por el propio Woody que encarna a un viejo director de escena que ha venido con su mujer a conocer al novio italiano de su hija, naturalmente izquierdista, cuyo padre tiene un pequeño negocio de pompas fúnebres y va a dar lugar al más logrado e hilarante episodio de la película. Por supuesto la esposa del director (maravillosas las cortas intervenciones de Judy Davis) es psiquiatra ya que sabido es que don Woody no da un paso sin un buen psiquiatra al lado.
Roberto Benigni asume el aburrido y vulgar personaje de vida monótona y rutinaria de la tercera historia que una mañana cualquiera sin ton ni son se convierte en "famoso" al que persiguen "paparazzi" y televiseros hasta que focalizan su atención en otro infeliz y Leopoldo Pisanello ha de sufrir el precio de la fama.
Hay una cuarta historia protagonizada por una joven pareja provinciana que llega a Roma en busca de oportunidades laborales y se ve envuelta en una serie de equívocos y dislates y aquí es donde entra nuestra "Pé" más Loren que nunca si no fuera porque su acento español a veces se le escapa sin querer y al señor Allen parece no importarle o bueno no lo percibe pero está estupenda en cualquier caso.
Estas cuatro historias tienen un escenario común: Roma, la cuna de nuestra civilización y de nuestra cultura (¿sabían ustedes que lo primero que hicieron los ciudadanos, o mejor, una loca ciudadana, de Boston(USA), fue crear una escuela en la que se enseñara latín?) pero como decía al principio en ningún momento coinciden siguiendo en esto el esquema del "Decamerón".
La crítica italiana ha masacrado a la susodicha postalita que al parecer no les ha gustado nada de nada !hombre, que tampoco es para ponerse así!. Cierto que hay como pereza, como poco laboreo en estas historias desarrolladas con lo mínimo y repletas de topicazos, pero sin duda muy por encima de la media. Ya sabemos de la capacidad que tiene el neoyorkino para estar continuamente reinventándose contando siempre lo mismo aunque esta vez lo haga a través de cinco personajes diferentes y no solo del que se ha reservado como actor, el del viejo director de óperas que no pierde ocasión de relanzar su carrera.
Las cuatro historias se van enredando hasta el absurdo con un tratamiento del tiempo "sui generis" que a mucha gente desconcierta ofreciéndonos un retablo a ratos barroquizante a ratos surrealista siempre vital y desquiciado como mandan los tópicos y que ha puesto a los italianos de los nervios.
La música me pareció que estaba muy bien manejada pese a ese "Volare" del gran Domenico Modugno con que arranca el film recolmete de los topicazos, aunque esa canción siga siendo maravillosa y "eterna" como la propia ciudad. El "casting" a mi juicio y en general muy acertado.
Para los que no gusten de recibir postales del maestro les advierto que ya anda haciendo gestiones por Alemania. Prevenidos quedan.
¿Te ha gustado esta crítica? ¿Quieres leer más críticas de Aurea García Fernández? Pulsa aquí
En la primera historia un conocido arquitecto extranjero está en Roma de vacaciones con su mujer y unos amigos cuando paseando en solitario por el barrio del Trastévere es reconocido por un joven arquitecto italiano admirador suyo. Este joven que vive con su novia se va a enamorar perdidamente de una amiga de esta que visita Roma por unos días. El maduro arquitecto le previene reiteradamente porque él ya ha vivido esa historia y sabe muy bien como acaba.
La segunda historia está interpretada por el propio Woody que encarna a un viejo director de escena que ha venido con su mujer a conocer al novio italiano de su hija, naturalmente izquierdista, cuyo padre tiene un pequeño negocio de pompas fúnebres y va a dar lugar al más logrado e hilarante episodio de la película. Por supuesto la esposa del director (maravillosas las cortas intervenciones de Judy Davis) es psiquiatra ya que sabido es que don Woody no da un paso sin un buen psiquiatra al lado.
Roberto Benigni asume el aburrido y vulgar personaje de vida monótona y rutinaria de la tercera historia que una mañana cualquiera sin ton ni son se convierte en "famoso" al que persiguen "paparazzi" y televiseros hasta que focalizan su atención en otro infeliz y Leopoldo Pisanello ha de sufrir el precio de la fama.
Hay una cuarta historia protagonizada por una joven pareja provinciana que llega a Roma en busca de oportunidades laborales y se ve envuelta en una serie de equívocos y dislates y aquí es donde entra nuestra "Pé" más Loren que nunca si no fuera porque su acento español a veces se le escapa sin querer y al señor Allen parece no importarle o bueno no lo percibe pero está estupenda en cualquier caso.
Estas cuatro historias tienen un escenario común: Roma, la cuna de nuestra civilización y de nuestra cultura (¿sabían ustedes que lo primero que hicieron los ciudadanos, o mejor, una loca ciudadana, de Boston(USA), fue crear una escuela en la que se enseñara latín?) pero como decía al principio en ningún momento coinciden siguiendo en esto el esquema del "Decamerón".
La crítica italiana ha masacrado a la susodicha postalita que al parecer no les ha gustado nada de nada !hombre, que tampoco es para ponerse así!. Cierto que hay como pereza, como poco laboreo en estas historias desarrolladas con lo mínimo y repletas de topicazos, pero sin duda muy por encima de la media. Ya sabemos de la capacidad que tiene el neoyorkino para estar continuamente reinventándose contando siempre lo mismo aunque esta vez lo haga a través de cinco personajes diferentes y no solo del que se ha reservado como actor, el del viejo director de óperas que no pierde ocasión de relanzar su carrera.
Las cuatro historias se van enredando hasta el absurdo con un tratamiento del tiempo "sui generis" que a mucha gente desconcierta ofreciéndonos un retablo a ratos barroquizante a ratos surrealista siempre vital y desquiciado como mandan los tópicos y que ha puesto a los italianos de los nervios.
La música me pareció que estaba muy bien manejada pese a ese "Volare" del gran Domenico Modugno con que arranca el film recolmete de los topicazos, aunque esa canción siga siendo maravillosa y "eterna" como la propia ciudad. El "casting" a mi juicio y en general muy acertado.
Para los que no gusten de recibir postales del maestro les advierto que ya anda haciendo gestiones por Alemania. Prevenidos quedan.
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