Lo primero que llama poderosamente la atención en La damas del bosque de Bolonia es lo rabiosamente moderna que es, lo arrebatadoramente perturbadora que es y, sobre todo, lo despiadamente cruel que es prácticamente desde su primer minuto. Se suele decir que Cukor es el gran director de mujeres pero en ese caso creo que pocas veces las mujeres han estado mejor dirigidas, con una interpretaciones tan fascinantes, asombrosas y sobrecogedoras, sobre todo en el impagable personaje de María Casares (excelente actriz coruñesa que gracias a esta película merece estar en los altares de las mejores actrices francesas de todos los tiempos).
La interpretación de Casares como la adinerada, inteligente, sensual y alevosa Hélène es de pura antología, demostrando con mucha sutileza todas las caras que puede tener un personaje tan inolvidable. Su convincente retrato de mujer mala, pérfida, retorcida, vengativa y maquiavélica por motivos triviales y pueriles son de los que ponen los pelos de punta. Es la pura maldad personificada y la crueldad absoluta en la mujer. Todo acompañado con esa inmensa inteligencia y talento para manipular a los personajes que la rodean, sobre todo al pelele de Jean (Paul Bernard) y a la sensible y desgraciada Agnès (Elina Labourdette) para así estallar en ese final arrebatador donde la palabras de “usted, usted, usted” hace que se nos congele el corazón.
Y todo ello me lleva a pensar cuantísimos puntos en común tienen la muy aplaudida interpretación de Glenn Close en la afamada Las amistades peligrosas (realizada más de 40 años después de Las damas del boque de Bolonia) con este personaje de Hélène, pues ambas se mueven por las mismas motivaciones pérfidas, objetivos maquiavélicos, sentido irresponsable, egoísmo y conducta pueril con tal de satisfacer sus infantiles deseos, aunque con ello lastren, dañen y maten sentimentalmente a personas inocentes. Ay, y todavía habrá quien piense que las mujeres por naturaleza no son malas e infames :)
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