Tanto prolegómeno para comentarles el film Sueño de amor eterno (Peter Ibbetson) de Henry Hathaway, un director que, como se suele decir, tocaba todos los palos: aventuras, western, cine negro o drama, entre otros, y que en esta película adapta una novela de George du Maurier (abuelo de Dafne). La versión de Hathaway fue considerada por André Bretón como una de las obras magnas del cine surrealista e incluida por el propio Luis Buñuel entre sus 10 películas preferidas.
Reconozco que me acercé a ella desde la purísima casualidad. Es caprichoso el azar, que dice Serrat, “ni te busqué ni me viniste a buscar” pero ahí estaba, con la esplendorosa fotografía del gran Charles Lang Jr. Y una banda sonora, nominada al Oscar por méritos propios, de Ernst Toch. Y con un argumento que nos coge por el cuello en sus duros instantes iniciales y no acaba de soltarnos del todo, produciendo incluso cierto cosquilleo, días después del aparente The End.
Podemos decir, poniéndole música... "es la historia de un amor como no hay otro igual". Un amor infantil que ni la separación ni el tiempo consiguen apagar y que a pesar de la distancia, los inconvenientes y la crudeza de la vida misma, sobrevive y se hace material en el mundo de los sueños. Un mundo onírico construido por aquella pareja de niños, hoy adultos, que la vida y la muerte separaron, en donde se reencuentran y viven su amor, relegando la vida misma, para entendernos: la realidad pura y dura al plano de la irrealidad. ¿A qué se les aparecen ante los ojos las imágenes de Dalí?
Estamos ante una película magistral e impresionante que sorprende por su ausencia de las consabidas listas 100, seguramente penalizada por un realismo fantástico que une a nuestros protagonistas en un sueño eternamente compartido por lo que acabamos agrupándola junto a películas como Portrait of Jennie, (William Dieterle) o El difunto protesta (Alexander Hall) en un género de puertas abiertas a lo presuntamente imposible. Sin embargo, si consultan en Google (yo lo hice) “Dreams Telepathic” tal vez se sorprendan.
El cine es un arte maravilloso capaz de conmover nuestras neuronas más dormidas con películas sobre el Alzheimer y al mismo tiempo estimular nuestra capacidad de soñar con películas como esta. Un arte que admite en su seno películas aparentemente tan dispares, aunque con la vida como elemento común.
Dos detalles finales:
Gary Cooper está inmenso. Realmente lo borda.
En una de las secuencias del film, la del almuerzo del matrimonio con el arquitecto (Cooper) una frase marca toda la película.
Tras unas frases previas, reflejo del estado de ánimo de los personajes, el marido pregunta de forma clara, directa y sin ámbages a Peter Ibbetson:
“¿Desde cuando está usted enamorado de mi esposa?“
En la respuesta va resplandeciendo poco a poco la verdad:
- Crick
- Crack
Desde siempre.
(lo del crick, crack, dejo que lo descubran por ustedes mismos?
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