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Hoosiers: más que ídolos (1986) de David Anspaugh (por El Despotricador Cinéfilo)

Existen dos magíficos westerns de Budd Boetticher (Cabalgar en solitario y Estación comanche, ambas protagonizadas por el siempre correcto Randolph Scott) cuya principal virtud es la sencillez absoluta de su planteamiento y su absoluta falta de pretensiones, de hecho ninguna de las dos supera los 74 minutos de duracción y se centra en narrar de forma rápida, lineal, sencilla, simple y directa las andanzas y heroicidades del personaje de Randolph Scott.

Me han venido sendos films a la cabeza al visionar Hoosiers, este supuesto clásico de los 80 (ay, que miedo me da cada vez que me enfrento a un clásico de los 80, ¡qué década más horrible cinematográficamente hablando!) porque si hubiese sido una película (al más puro estilo de Budd Boetticher) rápida, directa y al grano hubiésemos tenido una muy entretenida, dinámica y frenética cinta sobre el baloncesto acompañada, además, por la excelente música del siempre genial Goldsmith.

Porque hay que reconocerlo, esta clase de película no solo deleita y entusiasma a los amantes del deporte (en este caso el basket) sino que incluso, a los que no comulgamos ni sentimos ningún interés por este deporte, nos hubiese complacido por contemplar fervorosos los partidos que en ella se juegan (al fin y al cabo el cine es especialista en hacernos vibrar y emocionar con cosas que en nuestra vida cotidiana nos importan un bledo: el boxeo, las carreras de coches, el beisbol, etc).

Sin embargo, el director de Hoosiers debió pensar que hacer solo una película centrada en visionar emocionantes y decisivos partidos de baloncestos era hacer un film muy intrascendente, sencillo y banal, por eso recargó ese guión con una profunda carga psicológica en los personajes secundarios para así aportar más intelectualidad, profundidad y enjundia al conjunto final. Y si lo hubiese hecho bien pues hubiera beneficiado sin duda a la película, pero ¿de qué sirve eso si luego solo los esboza y no desarrolla ninguna de las historias? ¿para rellenar metraje? ¿para que no sea solo ver jugar al baloncesto?

Por que vamos a ver, ¿se explica en algún momento porque la estrella del equipo dejó de jugar en su día y luego volvió inexplicablemente a jugar sin motivo aparente? ¿se explica el porque de la frustración del personaje de Barbara Hershey? ¿se explica la causa del alcoholismo y depresión de Dennis Hopper? Y puestos a ser quisquillosos ¿se profundida algo en el pasado o en la conflictiva y tortuosa personalidad del entrenador interpretado por Gene Hackman? La respuesta a todas estas cuestiones es no. Se escoge el camino fácil pues solo se limitan a esbozar ambiguos trazos en personajes muy esquemáticos, por no hablar de los clichés tan manidos a los que se recurre una y otra vez.

Más valdría que se hubiesen centrado en la premisa principal de la película: todos los miembros del equipo de baloncesto son importantes por igual y la unión hace la fuerza para superar cualquier reto. Aunque claro, entonces la película hubiese durado muchísimo menos, vamos, como las maravillosas películas de Boetticher, y qué grato recuerdo entonces nos hubiera quedado de este lamentable Hoosiers.

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